Juan González Hernández, medio siglo a pie de obra
Juan González Hernández, encargado de obra, se jubila tras más de 50 años trabajando en la construcción, 30 de ellos en Jarquil.
Juan comenzó a trabajar con 13 años. No lo hizo porque le gustara la construcción – eso vino después -, sino por ayudar a su familia. A lo largo de su dilatada carrera profesional ha hecho de todo: desde llevar carretillas o cavar piscinas a pico y pala, hasta dirigir a decenas de profesionales durante la construcción de un palacio de congresos. Hoy, con ocasión de su jubilación, nos regala algunos fragmentos del impagable conocimiento que ha atesorado durante su periplo laboral.
Ha llovido mucho desde que comenzaste a trabajar, nada menos que a principios de los años 70. ¿En qué aspectos consideras que la construcción ha evolucionado en mayor medida?
Sí, las cosas han cambiado mucho. Recuerdo por ejemplo que antes, sobre todo en las edificaciones industriales, las obras se iban ejecutando casi al día, introduciendo modificaciones con mucha frecuencia para hacer frente a las dificultades que iban surgiendo o mejorar aspectos que no habían sido previstos por el proyecto. Ahora existe un control mucho mayor y se ha mejorado también la calidad y velocidad de ejecución.
No obstante, si tuviera que quedarme con un área cuya evolución ha sido, afortunadamente, enorme, sería sin duda la seguridad. A este respecto, además, creo que los encargados hemos tenido un papel muy destacado, explicando al personal de obra la importancia de hacer uso de las distintas medidas de prevención que se han ido incorporando con el paso del tiempo.
Si tuviera que quedarme con un área cuya evolución ha sido, afortunadamente, enorme, sería sin duda la seguridad.
De hecho, los encargados dirigís a grandes grupos de personas, lo cual requiere en ocasiones de mucha psicología. ¿Cuáles son tus recomendaciones en este sentido?
Las cosas son muy parecidas tanto en el trabajo como fuera de él. Cada caso es distinto y hay que saber adaptarse a sus circunstancias, pero como norma general te diría que el diálogo y el respeto son fundamentales. De hecho, cuanto más tensa ha sido la situación a la que me he enfrentado, más relajado y seguro he tratado de mostrarme con objeto de calmar los ánimos.
¿Cuáles consideras que son las principales virtudes que debe atesorar un buen encargado?
No son pocas… Es importante saber hacer equipo con todos los intervinientes en la obra, darles cariño, lo que es compatible con exigirles en la medida que corresponde, pero siempre tratando de facilitarles el trabajo. Y otra capacidad muy necesaria, que de hecho puede marcar una gran diferencia, es saber mirar la obra de una forma global, yendo un paso por delante para anticiparse a todo lo que pueda surgir.
Como normal general te diría que el diálogo y el respeto son fundamentales.
Llegaste a Jarquil en el año 1993 y ya no te fuiste, pese a que seguro que un profesional de tu valía ha recibido no pocas ofertas tentadoras. ¿Por qué Jarquil?
Sí, es cierto que he recibido bastantes ofertas, pero cuando estás bien en un sitio no te planteas cambiar. Recuerdo con mucho cariño mi primera cena de Navidad en el año 93, que no estábamos ni 20 personas. Jarquil ha sido como una segunda familia para mí y he tenido la suerte de coincidir con compañeros con los que he trabajado muy a gusto. Aparte, siempre estaré especialmente agradecido a uno de los socios, Antonio López, que me dio trabajo en un momento complicado y fue quien me orientó hacia el puesto de encargado.
Una pregunta difícil para un currículum tan amplio como el tuyo: ¿qué es lo que valoras más positivamente de tu carrera profesional?
De todo un poco, pero quizá la satisfacción del trabajo bien hecho. Para mí siempre ha sido muy importante poder llegar a casa, rebobinar lo ocurrido durante el día y sentirme bien conmigo mismo. De hecho, algo que recomiendo a todos los profesionales es que, siempre que durante la ejecución de la obra se produzca cualquier aspecto que les reporte la más mínima duda, no sigan adelante hasta no haberlo revisado. Dormirán mejor.
Para mí siempre ha sido muy importante poder llegar a casa, rebobinar lo ocurrido durante el día y sentirme bien conmigo mismo.
Por último, ahora que te jubilas, ¿tienes pensado iniciar algún proyecto personal que te ilusione especialmente?
Por supuesto, pasar más tiempo con mi familia, pero aparte me voy a apuntar a la universidad de mayores. Yo no tuve la oportunidad de estudiar y es algo que he echado de menos en varios momentos de mi vida. En ocasiones, por ejemplo, me ha costado trabajo transmitir un planteamiento a la dirección de obra. Por eso quiero estudiar una carrera, vinculada a la construcción, en la que me enseñen a dibujar. Así, si alguna vez me hace falta, sólo con un lápiz y un papel podré explicar cualquier idea, por compleja que sea, con absoluta claridad.